jueves, 6 de febrero de 2014

GOBIERNO FEDERAL PONE EN MARCHA MILLONARIO PLAN DE RECONSTRUCCIÓN DEL TEJIDO SOCIAL EN MICHOACÁN, PERO HAY ESCEPTICISMO ENTRE GRUPOS DE AUTODEFENSA.



Con notable pero moderado triunfalismo, el (espurio) presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Gobernación, Osorio Chong, anuncian la estrategia para la recuperación del tejido social en Michoacán, con una inversión de 45,500 millones de pesos. 

Los cinco ejes de este plan se centran en los rubros de:

1.Economía familiar y empleos.
2.Salud y seguridad social.
3.Obras públicas.
4.Educación y cultura para la prosperidad.
5.Desarrollo social y sustentabilidad.

En fin, se informa que se destinará todo ese mundo de dinero a 250 acciones específicas para restablecer el orden, el estado de derecho y el desarrollo social en la entidad. Hasta ahora todo esto suena de maravilla en el discurso: llevar del infierno al paraíso en la tierra a los michoacanos, luego de tener que soportar décadas de abandono institucional y de ser víctimas inermes de los cárteles de los "zetas", "familia michoacana" y de los "caballeros templarios".

Sin embargo, la terca realidad hace eco en la mente y la memoria de los comandantes de los grupos de autodefensa, cuyos efectivos siguen avanzando y arrebatando más y más enclaves a la delincuencia.



Los líderes de los grupos de autodefensa han hecho señalamientos continuos de complicidad entre numerosos funcionarios y miembros de la clase política en Michoacán con el cártel de los caballeros templarios. Entre esas personas que hacen acusaciones directas destaca José Manuel Mireles, el todavía convaleciente y otrora activo líder del Consejo Ciudadano de Autodefensa de Tepalcatepec. Mireles no deja de señalar nexos entre la senadora del PRD Iris Vianey Mendoza con el crimen organizado, como el contacto que llevó a representantes del cártel al Senado de la república. El comunitario también afirma que hay parentesco entre el actual alcalde de Apatzingán con Servando Gómez "la Tuta", uno de los capos más buscados en la región. 

La preocupación muy seria que hay en las mentes de quienes conforman las autodefensas estriba en el riesgo de que todo el mega-operativo y estrategia de recuperación del tejido social en Michoacán quede en mera escenografía y teatro, para usar las palabras a las que tanto recurre Mireles cuando critica que el comisionado de seguridad para Michoacán, Alfredo Castillo, y Rosario Robles, la titular de SEDESOL se tomen fotografías para la prensa con los mismos funcionarios públicos y gobernantes locales que los grupos de autodefensa han señalado sin descanso como cómplices del crimen organizado desde el poder político.

Mireles lanza un dato: que entre el 15 y 25% de todo el presupuesto destinado al gobierno en la entidad va a parar a las arcas de los templarios. En realidad no hay un estudio ni investigación que corrobore esta información, pero SÍ hay constancia de los numerosos casos de extorsión que han denunciado presidentes municipales, muchos de los cuales han sido ejecutados como represalia.



El meollo del problema para los grupos de autodefensa (y nos atrevemos a afirmar que también para todo michoacano honesto) está en el peligro de caer de nuevo en un acto de simulación. Ni en el discurso ni en las acciones de gobierno se percibe el proyecto de depurar a la clase política de Michoacán. No podemos olvidar que los templarios aún operan. Están acorralados por el momento, pero están sedientos de venganza, y a la menor oportunidad, intentarán vengarse de los grupos de autodefensa, de los funcionarios y políticos antes leales que hoy les den la espalda, policías y militares que no les pasen información a tiempo, los medios de comunicación que han cubierto la nota de forma desfavorable a ellos y en suma, buscarán vengarse de la sociedad mexicana entera, a menos que sean detenidos definitivamente. Ellos siguen negociando, y los líderes de autodefensas lo saben.
 
La foto incómoda.

A través de los medios somos testigos de las apariciones de funcionarios, legisladores y gobernantes que se limitan a negar toda acusación de nexos con el crimen organizado SIN aportar ninguna prueba, como si por solo clamar inocencia se desvanecieran todas las imágenes y evidencias que se filtran cotidianamente. Hay un peligro real de que el cártel solo se reconfigure y asuma un perfil más discreto, y que la red de CORRUPCIÓN y complicidad entre los políticos y gobernantes locales, policías y sectores del ejército con los criminales templarios siga intacta en esencia, pero con cambios y relevos en la estructura para que todo se mueva pero nada cambie para bien en Michoacán.

Y en el caso de la infiltración de los templarios en la educación pública hay una alarma todavía mayor. Cuando el reportero que logró la  proeza de pasar la línea del frente y llegar hasta un escondrijo de la "Tuta" para entrevistarlo, el periodista comentó su impresión ante la juventud de los sicarios armados que se cuentan entre las filas de los templarios. 

Hasta no hace mucho, ese fenómeno se le atribuía tanto a la ambición personal de muchachos que ante la pobreza de la región se comprometen con el cártel como al adoctrinamiento, pero Mireles mencionó un detalle clave en este último aspecto, cuando afirmó que un hombre al que identifica como Juan Polvos es director de CONALEP en Apatzingán, y que se le conoce como "el doctrinario", pues está encargado de reclutar a jóvenes para lavarles el cerebro con las ideas criminales establecidas por los capos Nazario Moreno y Servando Gómez, "la Tuta".



De esa manera, en el fondo se acusa que la estructura de educación pública en el estado de Michoacán es usada por los templarios para formar y reclutar a más elementos entre sus filas. Si no se corta ese suministro constante de recursos (in)humanos al cártel, no habrá modo de disminuir su fortaleza en los principales bastiones que todavía conserva.

La historia de la Orden religiosa del Temple es tergiversada con objetivos criminales.
 
Debemos tener en cuenta que en los planteles del CONALEP se imparte una educación equivalente al bachillerato, lo cual supone una mayoría de alumnos de menos de 18 años. De ser cierta la versión de Mireles sobre este adoctrinamiento de los templarios en estos colegios, entonces tenemos que definirlo como una modalidad de trata de personas, pues se está formando a menores de edad combatientes, como sucede en los conflictos armados de países de África y Sudamérica. Estamos hablando de algo muy serio, pues se trata de un delito que para su investigación y castigo ya debería ser competencia de organismos internacionales, como Amnistía Internacional, o la Organización de Naciones Unidas, y demás ONG´s dedicados a combatir modalidades de trata de personas.

En conclusión, todos esos reclamos que hace José Manuel Mireles no son un mensaje solo para el gobierno, pues, principalmente, el mensaje va dirigido al común de los mexicanos, las mayorías, la que quieren un México en paz, con desarrollo y libre de violencia. Reflexionemos.*

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