miércoles, 15 de enero de 2014

EN LA BATALLA POR MICHOACÁN, TODOS SON RESPONSABLES DE LA VIOLENCIA, PERO ALGO DEBE HACERSE POR LA SEGURIDAD.

El tema de la inseguridad todavía es el más relevante en la agenda nacional, a pesar del delirio reformista del año pasado y los intentos del gobierno de Peña Nieto por minimizar el fenómeno, insistir en que la violencia es focalizada, y que la estrategia de seguridad ha cambiado. 

En Michoacán, la crisis ya ha alcanzado la esfera internacional. La prueba más contundente está en la alerta que emitió el gobierno de Estados Unidos para que sus ciudadanos no visiten México.

La opinión pública está al tanto de los combates diarios y las tomas de pueblos por parte de los grupos de autodefensa en su avance hacia lo que, dicen ellos, ha de ser el cerco y asalto final al bastión del cártel criminal de los "caballeros templarios", en interior del municipio de Apatzingán.

Los líderes de las autodefensas Hipólito Mora y José Manuel Mireles han declarado desde hace mucho tiempo que los mismos criminales financian las marchas en contra de la presencia de la policía federal y del ejército, que realizan operativos en zonas controladas por los delincuentes, y que también los delincuentes están detrás de los llamados "narco-bloqueos", los saqueos y las quemas de comercios y vehículos. NO lo olvide, estimado lector: esta guerra (por que eso es) no solamente es armada. También es una guerra propagandística y de información.




Y aquí es donde usted, estimado lector, está obligado a reflexionar.

En esa guerra por influir en la opinión pública, los tres actores principales de este conflicto, el gobierno, los criminales y las autodefensas, se disputan en control de la región pero también intentan ganarse el apoyo de las personas o en su defecto, conservar el que ya tienen.

Todos dicen ser una opción mejor por sobre los otros: el gobierno declara que tanto los criminales como autodefensas están fuera de la ley, aunque en los hechos su discurso va más en contra de las autodefensas que de la delincuencia, además de que la complicidad entre políticos, policías y militares con el crimen está más que probada. Los criminales dicen que ellos brindan seguridad (¿Pero cuál?) a cambio de una especie de impuesto -además de ofrecer supuestas vías de enriquecimiento a todo aquel aspirante harto de la pobreza- , y por su parte, los grupos de autodefensa dicen, con mucha razón, que los cárteles son un azote para sus pueblos, sufren saqueos, robos, secuestros, violaciones y homicidios, motivos por los cuales se han levantado en armas para defender sus vidas y familias, ante el evidente abandono institucional.


Pero no nos engañemos: todos han tenido responsabilidad en este conflicto. Los criminales, desde luego. Todas las fechorías y atrocidades que los "caballeros templarios" y la "familia" ha cometido avalan su INFAMIA. Y claro que el estado mexicano cae en la hipocresía al reclamar luego de que abandonó esas zonas en disputa por años, sumado a la COMPLICIDAD entre funcionarios públicos y policías con el crimen. Pero también esos sectores de la sociedad civil que ahora conforman las autodefensas tienen culpa por haber pactado hace años con los grupos delincuenciales, por haberlos aceptado en el pasado como parte de su tejido social.

El mismo José Manuel Mireles ha declarado que, hace muchos años, el cártel de la "familia michoacana" ofreció desplazar de la comunidad a los "zetas" a cambio de que la sociedad civil local los dejara traficar droga, también con la promesa de que no lastimarían a los pobladores. Los habitantes de Michoacán cometieron la INGENUIDAD de creer en las falsas promesas de los delincuentes. NO hay honor entre criminales, aunque ellos redacten supuestos códigos de conducta.

Ahora, los miembros de las autodefensas dicen que no quieren cometer el mismo error, y que van a erradicar a todos los criminales de Michoacán. La misma sociedad michoacana se ahoga ahora en el lodazal al que contribuyó al apoyar a los cárteles en años pasados, y eso se ve muy claramente en la batalla por Apatzingán, misma que se va a dar con mayor motivación y a pesar del desarme de autodefensas que se dio en el pueblo de Antúnez, en Parácuaro, y que terminó con una agresión de militares contra pobladores locales, el cual arrojó un saldo de cuatro muertos, entre ellos una niña de apenas once años. Y le preguntamos al ejército mexicano: ¿Pues qué crimen cometió esta niña asesinada por los militares?

Pero, después de todo, claro que sí hay personas totalmente inocentes en Michoacán: los niños y los adolescentes. ¿Ellos pactaron con los cárteles en el pasado? No. ¿Ellos pagaron derecho de piso? NO. ¿Ellos fomentaron el clima de violencia que hay ahora en esa entidad? Por supuesto que NO. Y tampoco podemos decir que los niños michoacanos son actores en el conflicto; en lugar de eso, son víctimas del fuego cruzado.

Todo lo anterior debe cuando menos arrojar una enseñanza para usted, si todavía vive en una comunidad con una relativa seguridad. Si usted en el futuro tolera a la delincuencia, les paga por el derecho de piso, los apoya en las narco-marchas a cambio de unos billetes, o si usted dice que algunos de ellos son una especie de Robin Hood modernos, no solo viola la ley, sino que se arriesga a que en el futuro entren a su casa y se lleven hasta la jaula del perico, y de paso a sus hijas. Si usted alimenta al monstruo de la CORRUPCIÓN, corre el riesgo de que luego lo devore a usted y a su familia.



Es cierto que no es fácil oponerse a los delincuentes que se quieren apoderar de una comunidad, ya que está en riesgo la seguridad familiar. Pero tampoco crea que someterse le va ha hacer inmune a ellos, más bien al contrario. Usted NO sabe si ese policía al que le entrega una "mordida", para evitar que se lleve su auto al corralón, pudiera o no estar trabajando además para un grupo del crimen organizado.

Como sea, la gran batalla por Michoacán está muy cerca. En serio: piénselo bien. Haga todo lo que esté humanamente posible por evitar que su comunidad se vuelva un futuro baño de sangre. ¡ NO FOMENTE LA CORRUPCIÓN ! *

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