martes, 29 de abril de 2014

POR CONVENENCIERO, PEÑA NIETO LE CONTESTA A ALFONSO CUARÓN, PERO SE HACE EL SORDO ANTE LAS PREGUNTAS DE LOS ANALISTAS POLÍTICOS CRÍTICOS.

Cuarón, el preguntón inoportuno (para Peña Nieto...)


En claro aprovechamiento de su incrementado prestigio por la obtención de premios Oscar tras la dirección de "Gravity", la taquillera película de Hollywood, Alfonso Cuarón lanza un decálogo de preguntas sobre la reforma energética al ESPURIO presidente Enrique Peña Nieto.



Es plausible que una persona de origen mexicano haga esta clase de preguntas al poder político, sobre todo cuando en el contexto de la marea de reformas constitucionales ha imperado la opacidad y las componendas entre los principales partidos, de espaldas a los ciudadanos, mismos que son declarados como simples mortales incapaces de comprender el alcance y los aspectos técnicos que se discuten en las leyes secundarias cuyos proyectos se discuten en el Olimpo mexicano, es decir, en el Congreso.

¿Cuarón se preocupa realmente por el futuro de México, o solo se le subieron los humos? La opinión pública está atenta al desenlace de este pintoresco episodio, en el proceso de la reforma energética.

No obstante, también es interesante reconocer, con preocupación y cierta dosis sana de alarma, que solo personajes mediáticos como Alfonso Cuarón logran presionar y hacer que un gobernante finja dejar por un momento su cotidiana soberbia para "amablemente" tratar de responder a las inquietudes de un personaje famoso que no cuenta con información suficiente sobre el alcance de las reformas a la Constitución. 




Cuarón dice que si no tiene información es por que Peña nunca se molestó en proporcionarla a los mexicanos, y es cierto, pero inquieta sobremanera que el debate político en México quede reducido a un mero coloquio entre famosos y poderosos, magnificado por la cobertura en los medios. Y que no se nos malinterprete. Esto no es culpa de Alfonso Cuarón. Por supuesto que las 10 preguntas que hace acerca de la reforma energética son puntuales y necesarias, sobre todo esa que pide saber cuándo empezarán a bajar los precios de los combustibles, tal como se prometió y se cacareó en los spots oficiales, a través de las palabras de un estúpido en la pantalla de televisión, que sostenía un par de recibos de luz y gas.



Sin embargo, tenemos que reconocer un vicio de origen en este suceso de las 10 preguntas: Peña Nieto y su gabinete SÍ hacen caso de las preguntas sobre la reforma energética hechas por un mero director de cine, pero el mismo gobierno a la vez NO está ni estará dispuesto a responder a preguntas similares hechas por VERDADEROS politólogos y analistas del tema energético, como Lorenzo Meyer, o Sergio Aguayo, por mencionar algunos.


En conclusión, qué bueno que el debate sobre la reforma de reformas siga viva y en desarrollo, con la inclusión de más voces y opiniones, pero es importante que usted se dé cuenta de la selectividad con la que actúan los políticos a la hora de atender las inquietudes de los gobernados. Así está la cosa: si usted no es un premio Nobel, un medallista olímpico, un súper-millonario-mega-magnate o un renombrado director de cine, simplemente no será escuchado. Es entonces cuando cabe preguntar: ¿Qué clase de democracia tenemos en México?.*

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